Un año después


En el Top of the Rock miré al suelo
sobre un ardor tupido
que me llevó hasta las nubes
pasando por un rectangular verde
salpicado de blues estancados.

En el central verdor del espesor
jazz de saxo tenor sonaba
con el repiqueteo de una batería
azotada por pinceles metálicos
que pasaban la gorra.

Pasé de ser en pleno vuelo
a un cemento estrellado
iluminado de radiantes
matices de variados colores
originados por Times.

En el Subway miré al cielo
bajo un ardor tupido
que me llevó hasta Harlem
donde la muchedumbre encestaba
su vida en el tablero de ajedrez.

Ellis me hizo recordar a
miles de gentes ilusionadas,
que soñaban un sueño
hecho, al fin, libertad,
sin haberlas visto nunca.

Pasé de ser en pleno paseo
a un consistente bridge
con reflejos de destellos
a sus sólidas extremidades
que me llevaron a Brooklyn.

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