Transfundimos la esencia,
necesito la profundidad de la intensidad del amor,
crepita en la vena más osbtruida y aorta
que llega a la pulsación del músculo insaciable
que parte mi pecho.
Divago en el aroma que dejaste
en mi dulce fortificación.
Acaricio tu pelo en el palpitar crucificado
que reza por una semana atea.

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