No hay arena en el desierto


Sienta lo que siento.

Oiga lo que oigo.

Vea lo que veo.

Cante lo que canto.

Las almas se encienden
con el estallido de bombas
de soledad inoportuna.

Las piedras se caen
con la amapola de las plumas
de sangre inocente.

Las lágrimas se derraman
con el grito del lamento
de intimidad enmudecida.

Las muertes se barren
con la tormenta de la impotencia
de interés perdido.

Defienda lo que defiendo.

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